Curar las heridas de la democracia
para reconstruir el país
Veintiún días se necesitaron para que la sociedad boliviana,
encabezada por el movimiento cívico nacional, en particular por el Comité pro
Santa Cruz, consiga alejar del poder al hombre que le había robado el voto el
20 de octubre a través de un “fraude monumental” que fue confirmado por la
Organización de Estados Americanos (OEA). Ahora, el objetivo es reconstruir el
país que quedó después de que la nación estuvo paralizada y un nuevo Gobierno,
encabezado por Jeanine Áñez, se ha puesto el objetivo mayor de llamar a
elecciones nacionales lo antes posible.
Para el abogado Paúl Antonio Coca Suárez Arana, reconstruir
Bolivia es una dura tarea que debe ser fruto del consenso y no de la
imposición. “Las divisiones entre bolivianos es notoria, entre los que quieren
a la wiphala como símbolo patrio, y los que no; oriente y occidente, área
urbana y rural; masistas y no masistas. Se tienen que generar mesas de diálogo
entre los actores que vayan generando una serie de pre acuerdos fruto del
consenso.
Esos espacios de diálogo deben ser participativos y con
interlocutores válidos”, dijo el analista, para quien estos espacios deben
desembocar en una Asamblea Constituyente, donde se realice un verdadero pacto
social, que retome lo que se dejó pendiente en 2006.
“La Asamblea Constituyente de Sucre era el lugar donde se
debía cerrar todas las heridas históricas del país, pero no fue así, ya que lo
político primó, no el consenso entre las regiones y sus actores. Las elecciones
no serán solución a los problemas del país, sino un medio para tener
autoridades. Sin embargo, la Constituyente debe convocarse cuando el país esté
preparado, no al calor de cálculos políticos”, recomendó.